jueves, 12 de marzo de 2009

Problemas, culpables y responsables...


Una empresa estaba en una situación dificil, las ventas iban mal, los trabajadores estaban desanimados, y la situación financiera del negocio era crítica. Era preciso hacer algo para revertir este caos pero nadie parecía hacerse cargo.

Un día, cuando la gente llegó a trabajar, encontraron en la portería un enorme cartel que decía: "Falleció la persona que impedía el crecimiento de nuestra empresa. Están invitados a participar del velatorio en el salón central".

Todos sintieron gran curiosidad por saber quién sería este personaje, por lo que se dirigieron al salón central para conocerlo. A medida que las personas iban aproximandose al cajón, la expectativa crecía. ¿Quién sería el que había muerto?

Uno a uno, se fueron aproximando al cajón, y al mirar se quedaban pasmados, en absoluto silencio, como si estuviesen congelados. Pues había...¡un gran espejo!

Comúnmente cuando somos niños nos gusta investigar qué hay dentro de los juguetes. Muchas veces los rompemos y expresamos-¡Se rompió! O cuando alguien vuelca una gaseosa en el restaurante, llamamos al mozo y decimos -Se volcó- como si por arte de magia ella decidiera zambullirse del vaso.

Muchas veces andamos por la vida culpando a los demás por lo malo que nos pasa y sintiendonos víctimas de todos y de todo. Pero, si bien es importante lo que pasó y quién fue el culpable, lo que importa es, ¿qué vamos a hacer con eso? ¿Quién va a hacer algo con eso? Y ¿Qué vamos a hacer para que eso no vuelva a sucedernos?"

Es importante dejar de buscar culpables de lo que sucede y nos sucede, para hacernos responsables de nuestra vida.

Dice la Bíblia: "´Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y no hay verdad en nosotros; pero si confesamos nuestros pecados, podemos confiar en que Dios, que es justo, nos perdonará nuestros pecados y nos limpiará de toda maldad". 1 Juan 1:8-9

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